(Por equipo Orientación Scuola dell’Infanzia)

¿Qué son los límites? 

Los límites son las fronteras imaginarias que regulan el contacto con los demás, tanto las distancias como las cercanías. Son líneas invisibles, que le entregan estructura a las personas, especialmente a los niños/as. Es por esto que los menores necesitan reglas para controlarse y regularse, de forma que puedan desarrollar comportamientos que fomenten su aprendizaje, su autonomía y su autoestima.

Los adultos somos los encargados de acompañar y guiar a nuestros niños/as en su autorregulación, por medio de contención y entrega de límites. 

Al no establecer límites, los niños perciben el mundo de manera caótica y amenazante, presentando dificultades para organizar su conducta y relacionarse con los demás

Los límites no se relacionan con las prohibiciones, sino que con generar tranquilidad y perseverar el ámbito emocional de los niños/as. Tanto los adultos como los niños/as necesitamos de reglas en cualquier ámbito de la vida, para jugar, para conducir, para el trabajo, para relacionarnos, etc.  

Sugerencias para el establecimiento de límites

1. Adultos alineados: pactar entre ellos cuáles son los límites y las normas que se tienen que cumplir para que no haya incoherencias.
2. Ajustar la expectativa a la edad de tu hijo: si le dices “no toques eso” lo más seguro es que vaya a tocarla. Los niños son exploradores por naturaleza en cambio si les explicas porque no debe tocarlo es mucho más fácil que le preste atención. 
3. Anticipación, claridad y consistencia. Se recomienda anticipar lo que sucederá si continúa realizando alguna conducta que traspasa los límites. Es importante ser claros y concisos a la hora de establecer la norma, de manera que el niño sepa lo que se espera de su comportamiento, y consistentes en el hacerla cumplir.
4. No ceder: Ante el llanto o rabietas, cuando se ha establecido una regla que consideren esencial, o se entregará el mensaje de que puede cambiar lo que no le gusta.
5. Realizarlos en un clima afectuoso y de cuidado: Y no como sinónimo de castigos, gritos o golpes. No bloquees sus sentidos: cuando gritas el cerebro de tu hijo se bloquea y entra en modo defensa. No olvides que puedes ser firme y amable al mismo tiempo.
6. Consecuencia por su conducta, no por su persona: En caso de no cumplirse el límite, mostrar que lo que estuvo mal fue la conducta, el niño no es malo.  Por otro lado, se sugiere llevar a cabo inmediatamente luego de la conducta la consecuencia por no respetar la regla. Es fundamental que estas sean acordes a lo sucedido, y tengamos la certeza que podemos hacerla cumplir. Por ejemplo: no poder ver televisión esa misma tarde, versus decirle que no podrá ver televisión toda la semana.

Los límites son importantes porque

• Reducen la posibilidad de conductas de riesgo en los hijos a futuro.
• Fomentan el respeto hacia los demás y hacia uno mismo y una convivencia más organizada.
• Genera una mayor tolerancia a la frustración cuando las cosas no salen según lo planeado. 
• Promueve mayor libertad y seguridad de expresar tus necesidades y opiniones. 

Cuando colocas límites es normal que los niño/as pongan resistencia, lloren y/o griten. Es por esto que poner límites no significa entrar en una lucha de poder sino que enseñar claramente que si se puede hacer y que no. Para esto debes saber que debes ser firme manteniendo el límite y al mismo tiempo ser amable acompañando la emoción. 

Por último, no  tenemos que olvidar que es un periodo de aprendizaje en el que los niño/as van a transgredir los límites y que los errores y la propia experiencia le harán aprender. Recuerda los errores son oportunidades de mejora, la corrección es para que tu hijo pueda aprender no para que se sienta mal por ello.