Durante estos últimos días  hemos vivenciado un ambiente de tensión social, de descontento e incomodidad, siendo testigos de imágenes impactantes, muchas veces tristes y violentas que seguramente nos han sensibilizado.  

 

Es probable además que muchos de nosotros hayamos sufrido cambios importantes en nuestra dinámica diaria, lo cual ha impactado en la estabilidad del sistema habitual de nuestros hogares. 

 

Para poder interiorizar todo lo que está sucediendo, es importante garantizar espacios por medio de los cuales se puedan abordar las emociones que hemos ido experimentando a lo largo de estos días, compartiendo con nuestro entorno más cercano las posibles preguntas y opiniones que nacen a partir de esta situación.

 

En casa, a nuestros niños y adolescentes probablemente les sucedió algo similar, y si bien, dependiendo de sus edades, pueden no comprender a cabalidad qué es lo que está sucediendo, logran captar cambios o que algo no anda bien. Posiblemente también estén expuestos a información que aparece en televisión, videos de redes sociales o situaciones vividas en las calles, las cuales les puede resultar complejas de comprender. 

 

Por ello es esencial brindar espacios por medio de los cuales ellos puedan expresar sus interrogantes y compartir cómo se han sentido. Es nuestro rol el estar atentos a posibles señales que nos reflejen algún cambio en su conducta y emocionalidad. Muchos niños y adolescentes tienden a permanecer en silencio, realizando pocas preguntas y comentarios asociados al tema. En este contexto será importante que como adultos podamos acompañarlos de forma respetuosa y empática, brindando los espacios de contención necesarias para que se sientan seguros, cómodos y confiados. 

 

Especialmente durante los primeros días es posible que observemos ciertas actitudes y/o conductas temerosas en nuestros niños y adolescente. Esto es absolutamente esperable y probablemente, con el paso de los días y el regreso a la estabilidad, desaparecerán. 

 

Los adolescentes, más que en cualquier otra etapa del desarrollo, tienden a ser reservados, por ello es esencial brindar espacios en los que se sientan cómodos y por medio de los cuales puedan compartir cómo se han ido sintiendo, escuchando su punto de vista y  donde a través del diálogo con los adultos significativos, permitamos el debate y motivemos a una comprensión amplia y empática de lo que ocurre; procurando analizar el fenómeno  desde la realidad de los múltiples actores. 

 

 

 

• Sentir que tienen que hacer “algo”, quieren involucrarse en el conflicto social que les rodea, participar en lo que está pasando. 

• Pueden tomar riesgos innecesarios o llegar a realizar conductas temerarias.

• Pueden sentirse indefensos, tener sentimientos de angustia, culpa, rabia y tristeza.

• Tienen ganas de estar solos, sienten desánimo, se deprimen y se aíslan. 

• En el caso de los adolescentes puede haber abuso del uso de tabaco, alcohol y drogas.

• Cuando han sufrido directamente o indirectamente situaciones violentas, reviven en su mente el evento traumático y tratan de evitar sitios. situaciones o imágenes que les recuerdan lo que pasó.

• Pueden presentar dificultades para dormir. 

• Puede sentirse angustiado presentando taquicardia, sensaciones de mareo, náuseas y vómitos.

• Se sienten cansados, les cuesta concentrarse y realizar actividades académicas. 

 

 

 

• Conversar en relación a lo que pueden haber observado: gente reunida con cacerolas y pancartas haciendo ruido, autos tocando bocinas, horarios especiales para volver a casa y más presencia de carabineros y militares en las calles. 

• Tener precaución y ser cuidadoso respecto a lo que se comenta frente a ellos, evitando con los más pequeños exponerlos a imágenes, videos o hechos violentos. 

• Evitar hacer comentarios catastróficos y pesimistas frente a los niños. 

• Abre espacios para hablar sobre lo que pasa y lo que siente, pero sin forzarlo.

• Procuren retomar o mantener sus rutinas lo más estable posible, permite y motiva a que realice actividades sencillas y que le gusten (escuchar música, leer, pintar, escribir, hacer deporte, hablar con sus amigos, etc.).

• Anímale a que converse sobre lo pasa con jóvenes de su edad y otros adultos de confianza.

• Busquen en conjunto formas en que se pueda sentir útil, actividades donde ayude a otros o participe de una forma segura en la causa.

• Comparte con tus hijos las medidas de seguridad que están tomando como familia, como horario de salida en la noche, a quién llamar en caso de emergencia o lugares alternativos a dónde ir.

 

Es fundamental que, como adultos, demos espacios de expresión y calma a los niños, como a su vez, proyectemos en nuestras propias acciones cotidianas la solidaridad, respeto, tolerancia y democracia. Con ello, los adultos enfrentaremos esta crisis como una oportunidad para contribuir a la construcción de un Chile mejor y a su vez, aseguraremos que nuestros niños vivan esta situación de una forma sana y como un aprendizaje desde el área de la formación ciudadana. 

 

 

Equipos de Media Inferior y Superior.