(Por Equipo de Orientación de Scuola Nido e Infanzia)

La regulación emocional es la capacidad de sentir, expresar y modular de forma adaptativa nuestras emociones. Esta capacidad se va desarrollando en el tiempo, viéndose influida por nuestras experiencias personales. En la primera infancia (0-5 años) los niños/as necesitan de un otro que los ayude a regularse, al no contar aún con las herramientas para hacerlo por sí solos.

La manera en que los padres regulan sus propias emociones, funciona como modelo en los niños para su autorregulación. De ahí la importancia de que los adultos puedan auto observarse y preguntarse: ¿Qué espacio le damos a nuestras emociones y cómo las expresamos?

A continuación, les proponemos como recomendaciones para favorecer la regulación emocional de sus hijos e hijas:

1. Mantener la calma como adulto. La sobre reacción puede aumentar una desregulación.

2. Establecer contacto físico y visual. Ubicarse por debajo del nivel de sus ojos. Si el niño no lo permite, simplemente acompañar, e ir acercándose a medida que se muestre más receptivo.

3. Reflejar y validar su emoción: “veo que te sientes triste. Entiendo que “X situación” te haya hecho sentir así. Yo también me hubiera sentido triste / enojado por esto”.

4. Redirigir conducta. Una vez que se volvió a la calma y el niño se encuentre más receptivo a escuchar, explicarle: “Aunque estés enojado, no corresponde que le pegues a los demás”. Se recomienda entregar explicaciones breves, para no saturarlos de información.

Por su parte, lo que se sugiere evitar es:

1. Recurrir al castigo. Se recomienda en cambio generar en los niños la toma de conciencia de sus actos.

2. Los gritos.
3. Ignorar al niño. Nuestro lenguaje no verbal puede comunicar igual o más que el verbal.

4. Irse del lugar y dejar al niño/a solo/a.
5. Olvidarse del niño una vez pasado el llanto.