“La experiencia no consiste en lo que se ha vivido, sino en lo que se ha reflexionado.” José María de Pereda (1833-1906) Escritor español. (Por alumnos I° Medio B)

El 19 de abril, como curso 1° B, visitamos durante la jornada de la mañana el Hogar Italiano, acompañados de nuestro profesor jefe Simone Mastronunzio y de la encargada de Solidaridad, la “tía Pitty”. Ella nos mostró las diferentes dependencias del lugar, del cual nos llamó la atención, la tranquilidad, los jardines y los espacios de recreación.

En nuestro recorrido nos encontramos con abuelitos entre 65 y 103 años. Nos entristeció que vimos a algunos de ellos con menor movilidad y dificultad para hablar.

Luego nos reunimos con la Asistente Social. Ella nos dividió en hombres y mujeres. Nosotros comenzamos a saludar y a conversar con los abuelitos que no podían salir de sus piezas. Un grupo de compañeras se dirigieron a hacer las manos a las señoras, quienes quedaron encantadas con esta actividad y repetían: “¡Qué buena idea, chiquillas!”

Supuestamente, se suponía que la primera actividad era participar en el taller de gimnasia  pero, lamentablemente, los residentes estaban resfriados y no pudimos compartir esa instancia con ellos. Sin embargo, participamos del grupo de canto, donde se les enseña  ejercicios para relajar las cuerdas vocales, lo cual también aprendimos. Luego, cantamos todos juntos y tres de mis compañeros lo hicieron a título personal como Chiara, quien cantó en italiano, Andrés tocó guitarra y Alonso, el ukelele.

Más tarde, nos trasladamos al comedor para compartir, en una rica convivencia, los pastelitos que nos habían hecho y también las cosas ricas que nosotros les habíamos llevado.

Para finalizar, en el living un abuelo nos deleitó tocando el piano. Lo que fue muy lindo.

Como conclusión, pudimos darnos cuenta de que ellos se entretienen mucho conversando y narrando sus interesantes y, en algunos casos, impresionantes historias de vida. Además,  ellos se sienten muy cómodos y felices con nuestras visitas. Nos sentimos orgullosos de haber aportado un granito de arena. Esta actividad nos hizo apreciar más aún sus visiones de vida, reflexionar sobre intereses y valorar nuestras vidas, nuestras familias y, especialmente, a nuestros propios abuelos.